12 dic 2011

El proyecto HAARP


A lo largo de estos últimos años, EEUU ha sido acusado de ser el causante de diversas trajedias en todo el mundo, tales como el gran terremoto de Haití, el terremoto de China en 2008, etc. Parecer ser que todo el mundo esta en contra de los yankis, pero ¿es realmente posible que sean los culpables de estos sucesos? La solución a este misterio se resume en las siglas HAARP. 
  
HAARP (High Frequency Advanced Auroral Research Project) es un proyecto patrocinado por instancias militares desde los años 90 en una base situada en Alaska, donde un ejército de 180 potentes antenas transmiten ondas electromagnéticas de alta potencia que inundan la ionosfera. El HAARP se presenta como un complejo programa de investigación climatológica pero, según algunos, no es sino el último capítulo de lo que a veces se llaman armas meteorológicas, cuyo desarrollo comienza al finalizar la Segunda Guerra Mundial. 

Muchos científicos han levantado la voz para advertir contra el HAARP. Dicen que funciona como una especie de enorme calentador de la atmósfera. Las consecuencias, aseguran, no se pueden calibrar a ciencia cierta, pero al menos las alteraciones climáticas parecen inevitables. No son pocos los investigadores que van más allá: no se trataría que todas esas antenas o radares funcionando en Alaska provoquen transformaciones aleatorias en el clima, sino que las alteraciones podrían ser programadas para cualquier parte deseada del mundo, un arma capaz de provocar tormentas, inundaciones, sequías prolongadas, tornados, tsunamis...incluso de crear un terremoto.


Lo cierto es que todo esto, que suena a desbocada ciencia ficción, no es ni mucho menos un secreto. Científicos rusos han acusado repetidas veces de que ciertos desastres naturales no eran en el fondo tan “naturales”. Aunque también desde el otro lado se ha llegado a señalar por voces neocons que el Katrina, el tornado que destrozó Nueva Orleans, fue un efecto del “haarp ruso”: el proyecto Sura. Parece ser que los rusos no se quedaron atrás, y que desde la década de los 80 cuentan con su propia instalación para andar enredando por la ionosfera. 
El panorama es inquietante. ¿Hemos de creer que existe una posible arma tan poderosa? 

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